Como comunicadores sociales, dedicamos nuestra vida a contar historias, generalmente de otros, y muy pocas veces, de nosotros mismos. Hoy, después de casi dos meses sin escribir una sola palabra en el portal, decidimos volver a retomar nuestro proyecto de vida con una nota íntima y llena de gratitud con nuestros lectores.
Nunca es fácil hablar de sí mismo, pero se lo debemos aquellos que durante todo el año han confiado en nosotros y nos han apoyado incansablemente en cada paso que damos. Muchos nos preguntan por qué hemos dejado de escribir o si el proyecto se acabó. La verdad, es que como emprendedores muchas veces tenemos que tomar decisiones en búsqueda de poder sobrevivir en un mercado competitivo y salvaje, lleno de impuestos y con grandes retos para el crecimiento. Es como luchar contra la marea. Pero, esta nota no es para quejarnos. Por el contrario, hemos sido afortunados de contar con el apoyo de grandes personas que con su granito de arena, han permitido que este proyecto siga adelante, cada vez con más fuerza.
Comenzamos como cualquier emprendedor, con dos mil pesos en el bolsillo, sin plata para tomar un bus, con largas caminadas y trasnochadas, con ojeras, pero sobre todo con una gran ilusión y esperanza de hacer un cambio y generar valor en esta industria que nos corre por las venas, que elegimos por amor.
Y como lo es la vida de todo emprendedor, ha estado llena de altibajos. No nos las sabemos todas y aún nos falta mucho por aprender en este camino que hemos decidido recorrer. Simplemente, somos jóvenes, quizá valientes o locos, que se lanzaron al vacío sin saber volar, pero que hemos aprendido en el camino a extender las alas. Lo que nos ha causado grandes magulladuras, pero como en cualquier proceso de la vida, crecer duele, y cada cicatriz es un indicador de que hemos superado una batalla.
Pero, en ese crecimiento, a un ritmo un poco inesperado, nos vimos obligados a elegir, entre seguir publicando en el medio dejando de lado los contenidos de valor, o parar un momento de escribir, organizarnos y volver a empezar mucho más fuertes. Y decidimos parar. No sabemos si fue la mejor decisión o no, ya juzgarán ustedes, pero cuando creamos este espacio lo hicimos con un fin: el de desarrollar contenido único, de valor y relevante para la industria y sus consumidores. Por lo que si no íbamos a poder cumplir con esta promesa, no era ético seguir haciéndolo.
Ahora volvimos, en un momento muy difícil para la industria. Con el corazón arrugado porque muchos de nuestros clientes quebraron, cerraron u operan con las uñas. Con la impotencia de no poder hacer más aunque quisiéramos dejar la vida en el ruedo. Con los ojos aguados porque aquellas personas del servicio, con la que hemos trabajado por más de un año en los restaurantes, panaderías, bares, etc.; se han quedado sin trabajo y no saben cómo sacar adelante a sus familias.
Por ellos, en honor a todos e inclusive a nosotros mismos que hemos luchado por este sueño, comenzamos de nuevo. Casi de ceros, pero con la misma esperanza con la iniciamos este proyecto. Con las mismas ganas de apoyar a la industria, y de crecer en conjunto. “Uno no cambia la vida con mirarla, sino con acciones, eligiendo como estar en ella”. Por eso, no es el momento de rendirnos, ni de quedarnos en el problema. Es el tiempo de volvernos más fuertes y de buscar entre todos las soluciones ante lo desconocido. De nuestra parte, colocaremos todo lo que somos y sabemos hacer a su disposición para construir y reconstruir la industria.
Bienvenidos nuevamente a Sobremesa, un medio que democratiza la comida. Que tiene como bandera, la frase: “así como el alimento es un derecho fundamental, también lo es conocer las historias que lo rodean”. La cocina, es más que un oficio noble. Es vida, cultura, historia, economía, sociedad, industria y ARTE. No es algo banal como muchos lo han querido contar, ni tampoco debe ser algo privado, solo para los que tienen buen gusto. Esto es algo para todos. Por eso, los invitamos a seguir escribiendo en conjunto la historia de la humanidad.