Si tuviéramos que definir el arte, tendríamos que referenciar a varios autores. Y comenzaría hablando de Antonie Tapies, quién dijo que el arte es la filosofía que refleja un pensamiento. Proviene de la abstracción y depende de los ojos que lo miren, los oídos que lo escuchen y las ideas que los atraviesen. También, hablaría de Marc Changall, quien dice que el arte es un estado del alma, el cual fluctúa dependiendo de lo que represente una obra para el creador y su espectador. Y terminaría hablando de Vicent Van Gogh (para no hacerlo tan extenso) quién establece que el arte es el hombre agregado a la naturaleza. Es la forma en la que la ambos interactúan de manera abstracta e indefinible, ambigua.
Así, es la experiencia en Frenessí. Una muestra de la gastronomía llevada al más alto nivel del arte. Y, ¿por qué lo decimos de esta forma? Porque la gastronomía en sí misma es arte, pero en Frenessí se cautivan todos los sentidos a tal punto que es imposible no conmoverse.
Su experiencia, podría llamarse cocina tecno-emocional, donde mezclan las técnicas y la tecnología con las emociones. Este término fue acuñado, acorde con el Larousse Cocina, por el periodista y gastrónomo Paul Arenós en el 2006 para “denominar un tipo de gastronomía que busca, a partir de distintas tecnologías y conceptos, destilar emociones y buscar el placer intelectual de los comensales, que asumen un papel activo en el acto de comer. Para conseguirlo se presta atención a los cinco sentidos, y no solo al gusto y el olfato, y se parte de una propuesta multidisciplinaria, que incluye artistas, científicos y productores”.
Se cree que uno de los precursores de este formato fue Ferrán y Abert Adriá cuyo objetivo a la hora de crear estos platos era generar emociones en el comensal y superar la visión del alimento como una necesidad fisiológica. Pero, sin enfrentarse con la tradición, sino mostrando respeto por ella. Aunque sin dejar de lado la innovación, la técnica, la creatividad y la emocionalidad
De esta forma, para lograr conmover al comensal apelan a la multisensorialidad activando zonas específicas del cerebro donde están relacionadas las emociones primarias, por ejemplo la amígdala cerebral, o la evocación de los recuerdos en el hipocampo.
Las técnicas que suelen utilizar en este tipo de cocina tecno-emocional son: la cocina al vacío, la gelificación, la esferificación, la emulsificación y la deshidratación. Las cuales también se pueden encontrar en la propuesta de Frenessí, donde la cocina se vuelve un proceso creativo y artístico.
Su experiencia es todo un viaje que te lleva por el espacio, la Amazonía, a las profundidades del mar, a las más hermosas playas, al cielo, a un mundo de dulce, al medio oriente y a las estrellas. Son 11 pasos que cuentan una historia que traspasa los límites de la realidad. Es una aventura que refleja lo que alguna vez dijo Paco Roncero, otro gran cocinero tecnoemocional, “la cocina es el arte de hacer soñar”.
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