Mafia, piratas, imperios de ultramar, cine, punk español, todos atravesados por un personaje inesperado, el limón. Hoy es una fruta imprescindible en las neveras y hogares alrededor del mundo, lo que muchos ignoran es que hace parte de los alimentos que cambiaron la historia moderna.
Su origen específico aún no se ha determinado con exactitud, pero la mayoría de versiones apuntan a una región llamada Assam en la India, hace aproximadamente 2.500 años. Sin embargo fueron los árabes, comerciantes inigualables desde tiempos ancestrales, quienes se dice que en el año 831 llegaron a la isla más grande del mar Mediterráneo, la famosa isla de Sicilia en Italia. En su llegada dejaron quizá uno de los legados más importantes y que marcarían para siempre la historia de la isla, los limoneros (y los espaguetis).
La isla de Sicilia ha sido parte de grandes imperios y civilizaciones que han dejado una herencia cultural latente hasta hoy, pero uno de los atractivos que más llamó la atención fue su fertilidad, por lo que las principales actividades económicas presentes allí siempre estuvieron relacionadas con la agricultura; y el limón, por supuesto se adaptó a la perfección a las condiciones presentes allí.
Por muchos años, los cítricos como las naranjas y los limones fueron solo unos más de los miles de productos que se producían en la isla de Sicilia, que pasaba de imperio en imperio y mantenía una organización feudal, muy ligada a grandes latifundios y nobles. Pero esta historia cambió radicalmente en el siglo XVIII y XIX gracias a una terrorífica enfermedad que aquejaba a los marineros, el Escorbuto.
Para entender esto, hay que recordar que los grandes imperios de Europa, en especial el británico, se volvieron imperios de ultramar luego de la llegada de los españoles a América, por lo que comenzaron a realizarse viajes en barco que podían durar hasta 150 días sin tocar tierra, algo nunca antes experimentado por el hombre (hasta donde sabemos). Estos viajes no eran precisamente un crucero, las condiciones de salubridad eran muy precarias y la alimentación carecía casi por completo de agua potable, comida fresca, frutas y verduras; razón por la cual surgieron enfermedades desconocidas.
El escorbuto fue una de las enfermedades más mortíferas, tortuosas y comunes a las que debían enfrentarse los marineros entre los siglos XVI y XVIII, más adelante se sabría que se produce por la falta de líquido ascórbico o vitamina C, sin embargo en la época era una verdadera pesadilla y se experimentó con toda clase de remedios para curarlo. Tal fue el terror que causó esta enfermedad, que en 1.980, muchos años después, una de las bandas más radicales y legendarias del movimiento punk en España, buscó un nombre acorde a su sentir, por lo que la llamaron Eskorbuto.
Pero siguiendo con la historia, fue hasta 1.753 cuando el médico escocés James Lind realizaría el primer ensayo clínico de la historia para dar con una solución definitiva. A bordo del buque Salsbury hizo varios grupos en pares y les dio diferentes alimentos. Según datos del podcast Gastropolítica, unos tomaron un litro de sidra diaria, otros dos cucharadas de vinagre, otros agua de mar, especias exóticas, en fin, ninguno funcionó. Solo un grupo que recibió dos naranjas y un limón por día evidenció mejoras; todo quedó explicado con detalle en su Tratado sobre la naturaleza, las causas y la curación del escorbuto. Luego de 40 años la marina real británica aceptaría el remedio e incluyó el jugó de limones conservados en agua de mar en las travesías.
De repente el limón se volvió en uno de los alimentos más codiciados del mundo y ahí es donde la isla de Sicilia juega un papel decisivo, porque rápidamente se convirtió en el principal productor a nivel mundial, fue tanto el auge que para mitad del siglo XIX, la actividad agrícola más lucrativa de Europa eran los cultivos de limón sicilianos y se comenzó no solo a exportar al imperio británico, sino que gran parte de la producción se iba para Estados Unidos.
Sin embargo, para el momento en que llegó el auge del limón, Italia estaba aún en proceso de formación, y los nobles y terratenientes habían dejado grandes extensiones de terreno que rápidamente fueron tomadas por una organización que aprovechó la incapacidad del recién conformado estado italiano para ejercer control en la zona, una nueva fuerza que determinaría muchos de los sucesos que han moldeado el presente de millones de personas, estamos hablando de la Cosa Nostra, la mafia italiana.
Ante la inexistencia de una infraestructura oficial que pudiera garantizar seguridad y las condiciones apropiadas para cultivar a los agricultores, la mafia se estableció como un eje unificador entre productores, compradores y transportadores, nada de esto gratis, por supuesto, todo por medio de amenazas, extorsiones, violencia, en fin, mafia. Controlaban desde el proceso de producción, transporte, los estibadores que cargaban los puertos, hasta los compradores en Estados Unidos, y fue así como comenzaron a establecerse los mafiosos italianos en este país.
Ya en el siglo XX, en 1969 se publicaría la novela El Padrino, de Mario Puzo, que inspiró la obra maestra de Francis Ford Coppola con el mismo nombre, allí hay una escena memorable interpretada por Marlon Brando, en sus últimos momentos, quien había sido uno de los hombres más peligrosos y poderosos de Estados Unidos, Vito Corleone (el padrino) juega con su nieto tranquilamente (minutos antes de morir) en su patio lleno de árboles de naranjas, un claro homenaje nostálgico a esos cultivos de cítricos que alguna vez dieron origen a la mafia italiana.
Pero más allá de la mafia, que no es un hecho menor, el aporte del limón para el tratamiento y prevención del escorbuto facilitó la exploración y navegación marítima a niveles globales, propiciando las bases de la economía y geopolítica moderna, debido al fortalecimiento de los imperios europeos, en especial el británico.
Hoy en día, se sabe con más detalle de las propiedades alimenticias y curativas del limón, haciéndolo un alimento vital no sólo para nuestra historia, sino también para nuestra salud.
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