Chile está ubicado en el último rincón del Sur latinoamericano, no obstante, está presente de manera íntima en la mayoría de los hogares colombianos, a través de sus vinos. Cada sorbo es una evocación de Chile, de sus paisajes australes, de la expresión de su gente, y de su identidad que comparte de forma estrecha con Colombia.
Y es que, según cifras oficiales de ProChile Colombia, Chile sigue liderando este mercado colombiano con una cuota del 52%, frente a los de otras denominaciones de origen como los argentinos que alcanzan una participación de 20.3%; España con 14.6%; y finalmente Portugal con 2,5%.
Actualmente, 52 empresas del sector vinícola del país austral hacen presencia en el mercado colombiano de un total de 82 importadores que envían sus productos al país.
Dentro de las empresas viñateras Chilenas que buscan ingresar a Colombia se destacan: La Junta, Chocalan, Trasiego Wines, Casa Patronales, Cremaschi, Encierra, Los Boldos, Casas del Bosque y El principal, todas, compañías de amplia tradición y calidad en la industria vitivinícola austral.
Marcela Aravena, directora de ProChile en Colombia, sostiene que “Chile aún tiene mucho por mostrar de su sector vitivinícola en Colombia, ya que cuenta con 17 sub regiones vinícolas y más de 356 viñas con una oferta, diversa, con vinos de autor, vinos orgánicos, producciones a escala humana, y que responden al gusto y conciencia de los nuevos consumidores”.
Nuevas formas de hacer vino: vinos orgánicos y vinos de autor
En Chile existen desde hace varios años. En el caso de los vinos de autor, son aquellos que empiezan a elaborarse de manera más artesanal, donde varios enólogos y autores comienzan a hacer sus propios vinos. Allí, también se forman los vinos patrimoniales, los cuales contienen las cepas más antiguas de chile combinadas con las formas más antiguas de preparación. Sin embargo, cada vino de autor tiene su propia identidad y carácter. Son vinos que algunos pueden adorar, mientras que otros en cambio no porque tienen características bien intensas. Así nos lo explica el enólogo y gerente de exportaciones de la viña Casa Patronales, Cristóbal Traub Costa.
A la vez que los vinos orgánicos son aquellos que durante su producción no utilizan pesticidas ni insecticidas químicos, sino solo naturales, al igual que sus levaduras. Ahí la idea es mantener las características del producto pero sin utilizar o utilizar mínimamente productos químicos.
Los vinos suelen usar productos como el anhídrido sulfuroso que es antioxidante y ayuda a preservar las bebidas. Sin embargo, en el caso de los vinos orgánicos, su utilización es mínima frente a lo que se aplica en los vinos normales.
Consumo
En Colombia la ciudad donde se concentra el mayor consumo de vinos de origen chileno es Bogotá. La Capital representa el 80% de las ventas totales de vino, y el 20% restante está distribuido entre las principales ciudades capitales del país como Medellín, Cali, Barranquilla, Cartagena y Bucaramanga.
En cuanto a las preferencias de las cepas los consumidores colombianos están los vinos tintos (61%), seguido de los vinos blancos (35%), y finalmente los vinos rosados (8%).
Los vinos chilenos son considerados un “Best Value”, es decir, un producto que no solo es bueno en su calidad sino en su precio, y en Colombia gozan de buena aceptación, reputación y consumo, lo cual, aunado a una mayor cultura de consumo que se está dando en el país, por descubrir nuevas variedades y expresiones del vino, son factores que han fomentado el consumo de vino en el país.
Tips para maridar vinos en la época navideña de acuerdo con Cristóbal Traub
Pernil de cerdo: Este tipo de carne es de las que más grasa tiene, entonces un vino Syrah o Cabernet Sauvignon es perfecto para acompañar este plato, ya que su estructura va acorde con la grasitud o el peso de la carne. Una línea de reserva es el más indicado porque con el paso del tiempo en barrica va a maridar cada vez mejor. A mayor grasa se necesita mayor cuerpo en el vino.
Pavo navideño: Es una carne que no tiene mucha grasa y que suele rellenarse con ciruela o manzana, también le colocan un poco de alcohol. Por eso, se recomienda un Merlot o un Carmenere que son vinos más suaves y con menos estructura, pero más dulces al paladar. Armonizan muy bien este plato.
Natilla y buñuelos: Se recomienda un Chardonnay en reserva o un vino blanco con buena estructura para que soporte la grasa de los buñuelos y la dulzura de la natilla.
Finalmente un buen vino es perfecto para cualquier momento.