Por Pamela Villagra @Villagrita21
Hablemos de pasifloras, esas plantas trepadoras originarias del trópico, de flores vivaces, enrevesadas y cuyos frutos llenos de semillas han conquistado las cocinas y barras del mundo.
Su nombre fue explicado en 1590 por el naturalista y jesuita español José de Acosta, quién describió la flor y fruta de la granadilla, una de las tantas pasifloras existentes, en su libro Historia Natural Moral de las Indias: “La flor de granadilla es tenida por cosa notable; dicen que tiene las insignias de la Pasión, y que se hallan en ella los clavos y la columna y los azotes y la corona de espinas y las llagas, y no les falta alguna razón, aunque para figurar todo lo dicho es menester algo de piedad, que ayude a parecer aquello; pero mucho está muy expreso, y la vista en sí es bella, aunque no tiene olor. La fruta que da llaman granadilla, y se come, o se bebe, o se sorbe, por mejor decir, para refrescar; es dulce, y a algunos les parece demasiado dulce”.
La maracuyá es la más popular y la reina entre las frutas de la pasión. Ovalada y amarilla, de elegante fragancia cítrica, fresca y floral, con un irresistible dulzor. En Perú, por ejemplo, muchos cocineros la usan para sus leches de tigre y cebiches; en Puerto Rico o Venezuela le llaman parchita y es usada en jugos, tartas y salsas; y en México destacan las margaritas con frutas de la pasión.
Colombia, por su parte, ostenta el récord de ser el país con mayor diversidad de pasifloras, con un catastro de 170 especies reportadas, tanto en formas silvestres como cultivadas. Las más comunes son: badea, cholupa, curuba, granadilla, gulupa y maracuyá. Seis joyas de la naturaleza al servicio de los placeres del hombre.
Su alto contenido de vitamina C y antioxidantes, junto con su seductor retrogusto las han trasnformado en productos muy apreciados en gastronomía y coctelería.
Nadie puede resistirse a un sorbete de badea, típico del Valle del Cauca, fresco y delicado; o a un chutney de cholupa, fruta con denominación de origen propia del Huila. Las pasifloras han permitido a la cocina moderna increíbles variantes en adobos, salsas, geles para pastelería y constituyen un interesante reemplazo al uso del limón. Mientras para la coctelería son una joya con infinitas posibilidades Sus notas agridulces y aroma tropical compensan la presencia del alcohol, lo que favorece mucho a las creaciones a base de pisco, tequila o vodka. Desde la flor hasta las semilla, todo es comestible. Pruébelo…no se arrepentirá.