Glenfiddich es uno de los whisky single malt más premiados del mundo. Esta vez nos sorprende con un su nuevo producto denominado Grand Cru, el cual introduce a esta bebida espirituosa en el mundo de la champagne. Ya la marca había utilizado barricas de otros licores y vinos para hacer su finish, como es el caso del “Sherry Cask Finish Whisky” que usa jerez o el “Caribbean Rum Cask” que utiliza ron. Ahora llega al mundo del champagne.
Anteriormente, durante el año 1944 hasta 1993, los whisky solo se maduraban de forma tradicional con roble americano o europeo. Luego, en 1993, Brian Kinsman, crea el primero double-mature, madurando el whisky en barricas de roble americano bourbon y terminándolo en barricas europeas.
Sin embargo, la aventura no terminó allí. En 1998, se hizo este mismo proceso del double-mature, pero no con barricas tradicionales sino con otros productos como vino fortificado como el jerez u otros destilados como el ron caribeño.
Ahora innovando en la tradición, utilizan las barricas de champagne, roble americano y una gota de roble europeo.

Pero, ¿por qué champagne?
Cuando hablamos de champagne nos enmarcamos en la región septentrional en Francia que se caracteriza por hacer los espumantes de mayor calidad. Para ello, se utilizan dos tipos de uvas, dos tintas y una blanca. La pinot noir, la muenier y la chardonnay. A pesar de que utilizan uvas negras, el color del champagne suele ser blanco, ya que la maceración es nula y el contacto con el hollejo es mínimo. Por eso, no se vuelve tinto, ya que no se extrae el color.
El champagne tiene un sistema de clasificación de cruz que significa que las uvas deben sobrepasar la calidad del 80 al 100 por ciento. Estas cepas de vino se recogen, se venden a las casas y se hace el cuvee que es el signature de un vino en particular que hace referencia a una gama especial. Para eso, las narices deben estar entrenadas para lograr un resultado consistente que haga alusión a una marca.

De las cuvee pasan a las botellas. Allí, realizan la segunda fermentación a través de un licor de expedición. La espuma está dada gracias a la autolisis de la levadura la cual come el azúcar y disgrega alcohol y CO2. Esto es lo que le da el carácter espumoso al champagne. Luego, las levaduras empiezan a morir y crean las lías que son las que aportan el aroma al champagne que tiene que ver la sensación del brioche, lo tostado y la evolución. La evolución de esta bebida la aplica la botella, más no la barrica. Pero, para la elaboración de este whisky se utilizan las barricas del gran cru para hacer el finish.
Es un método costoso porque hace referencia al método champenoise que en este momento ya se ha modernizado y se habla del Gyropalette. Lo cual denota calidad y tradición.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el 70 y 75 por ciento del sabor y color que tiene un Whisky lo aporta la barrica, más no tanto la maduración. Por eso es importante el cuidado de estas.
En el caso del Glenfiddich Grand Cru, tiene un finish de 23 años de maduración en donde se vela por mantener un equilibrio perfecto para obtener el mejor sabor y color en la bebida. ¿Te gustaría probarlo?
