La gastronomía en muchas culturas ha estado influenciada por la religión. Ese es el caso del budismo, de los krishná y los taoístas, cuyos creyentes basan su alimentación en el vegetarianismo. En esta ocasión hablaremos sobre las costumbres de los budistas y su pensamiento alrededor de la comida.
Para ellos, alimentarse es una actividad básica para poder mantener la vida. En las escrituras budistas se pueden encontrar frases de Buda que hablan sobre esto: “Nos mantenemos vivos gracias a la alimentación. Si no comemos, perdemos la vida”. “Cuando nos alimentamos, mantenemos la vida, aumentamos nuestra fortaleza, lucimos más sanos, superamos la angustia y vencemos el hambre y la debilidad”.
Sin embargo, son conscientes de que todas las formas de vida están conectadas y que para poder vivir es necesario consumir otras formas de vida, como lo son los animales y las plantas. Por eso, aunque para ellos es importante ‘lo que comemos’, es más importante ‘la forma en que comemos’, la manera en que se producen y se obtienen los alimentos. Shomyojiki son los productos que se obtienen de forma correcta y ayudan a mantener el bienestar en el cuerpo y alma. Mientras que Jamyojiki, son los alimentos que se obtienen por medio de acciones indebidas o engañando a la gente.
De ahí, que la acción de comer tenga un verdadero significado porque es recibir la vida de otros seres vivos. Es por eso que la actitud al cocinar y al comer debe ser la mejor porque está relacionado con el cultivo de la mente y el cuerpo.
Preceptos:
La dieta del budista es básicamente vegetariana y va acorde con el ahimsa, es decir con la no violencia. El budismo profesa el no matar, no robar y no hacer daño a nadie, ni a sí mismo tanto física como mentalmente.
Aun así, tampoco critican aquellas personas que comen carne o lo han hecho en algún momento de sus vidas, ya que para ellos lo más importante es el camino, la intención, más que la meta. Tal como lo dice el libro “Food of the Bodhisattvas”: “si alguien no se siente capaz de no comer nada de carne, sigue siendo mejor que coma menos carne. O incluso que siga comiendo la misma cantidad de carne, pero con la conciencia de que está comiendo carne. De la misma manera, el budismo acepta al hombre que tiene que vivir de la pesca para mantener a su familia. Lo importante es que sea consciente de lo que está haciendo, y que no goce con la muerte de los peces. Lo atractivo de esta «pedagogía», es que si un día este hombre pescador encuentra otro trabajo, ya habrá desarrollado la conciencia necesaria para dejar de matar animales para sobrevivir”.
En la tradición budista, el consumo de carne se permite en dos eventos:
- Por ser recibida en limosna
- Para hallar un animal muerto de forma natural.
No existe una prohibición directa, pero son aspectos que tienen intrínsecas de acuerdo con el Dhamma. “De lo que se trata es de no verse implicado en los procesos de la muerte y de la explotación de la vida”.
Hábitos de los budistas para comer:
Si se quiere profundizar más sobre la gastronomía budista es necesario tener en cuenta dos libros importantes:
- Tenzo Kyokun (Instrucciones para el Cocinero Zen) de Dogen Zenji (1200-1253)
- Fushuku Hanpo (El Dharma de la Alimentación)
En estos se hace referencia a que el budista cuando está cocinando o comiendo tiene que sentir gratitud y compasión por los productos que utiliza. A la hora de sentarse en la mesa debe comportarse de cierta manera, es decir, sin hacer ruido al masticar, sin mostrar lo que tiene en el interior de la boca, sentarse correctamente, no hacer movimientos innecesarios, no molestar ni distraer con charlas.
Por otro lado, ven la gula como un obstáculo para la liberación de la mente, mientras que a los alimentos los ve como medicina. Por eso, consideran que la forma en la que nos alimentos está estrechamente ligado con la forma en que vivimos.
Dogen Zenji escribió en su libro Instrucciones para el Cocinero Zen (Tenzo kyokun): «No se debe hacer ninguna distinción entre los ingredientes costos y aquellos que no lo son. Debe abandonarse la idea errónea de ver las cosas como ordinarias o como refinadas. Todas las comidas deben prepararse siempre con sinceridad y con la misma actitud».
Gracias a que los alimentos son valiosos, el cocinero no puede desperdiciar nada. “No debe permitir que un solo grano de arroz se pierda al lavarlo, y nunca deberá tirar partes de los ingredientes que sean comestibles. Debe dedicarse a aprovechar por completo las preciosas vidas de los ingredientes al preparar las comidas. Por ejemplo, no deberá tirar el alga usada para hacer el caldo. Esta alga puede ser cocida o frita, creando así un plato más. Las cáscaras de zanahorias, berenjenas o rábanos gigantes pueden usarse en sopas u otros platos. Es importante notar que en la cocina de un gran tenzo casi no se produce basura”, afirma Dogen Zenji.
Cocinar tampoco debe hacerse de la misma manera. Si la persona que va a consumir los alimentos es anciano, se deben cortar en trozos pequeños y cocerlos hasta que queden blandos. En los días fríos se deben preparar alimentos que calienten al cuerpo. Todo ello va marcado con el concepto de que hay que colocarse en el lugar del otro.
La metáfora de la vida
La comida es como la vida: el regalo más grande que podemos recibir y el regalo más grande que podemos ofrecer a los demás.
De ahí, que el cocinero nunca se queje si no tiene los alimentos suficientes para preparar un plato. Para ellos, siempre se debe cocinar la mejor comida con lo que se tiene. (Así, también debe entenderse la vida).
Por último, cada persona necesita ingredientes diferentes porque está en diferentes momentos de la vida y cuentan con distintos niveles de conciencia.
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