Cuando se habla del tema kosher, siempre se piensa en la religión judía. Sin embargo, el restaurante Manhattan propone un nuevo discurso que va más allá de cualquier tema ideológico, centrándose en la calidad y la inocuidad que tiene su propuesta gastronómica.
Su sello garantiza a los consumidores que durante todo el proceso de la producción de las carnes, existe trazabilidad, inspección y calidad. De esta forma, el pollo, la carne, el cordero, el pavo e incluso el pescado que llegan a la mesa de este restaurante o a las neveras de su carnicería, cumplen con todas las garantías de salubridad y calidad de un producto Premium. Además, escogen los mejores cortes para el consumo humano que van desde la costilla once del animal a la cabeza.
Dentro de su menú no cuentan con carne de cerdo, ni tampoco es permitido combinar los lácteos y cárnicos, ya que dentro de su filosofía está una frase de la Torá que dice “no cocinarás al cabrito en la leche de su madre”, y porque lo consideran poco saludable para el cuerpo humano.

El pan de sus preparaciones (hamburguesas, sánduches y perros) son parve por lo que no contienen leche. Y las verduras son supervisadas también por un rabino, para que sean de excelente calidad y sin contaminantes. De hecho, los salamis, el salchichón, el pastrami, el roast beef, entre otros; no contienen ni pasta de pollo, ni miga de pan, ni proteína de soya, ni nitritos que son precursores de muchas enfermedades como la diabetes, la artrosis o la gota.
Así, busca Manhattan competir en el mercado y llegar a los consumidores judíos y los que no lo son, con algo diferente, como un pastrami que tiene salmuera de un mes y doce condimentos. Con comida rápida que puedes comer con la mano y pedir a domicilio. Pero también, próximamente con un Steak House donde los clientes puedan comer cowboy grueso, filete de pechuga y cortes exóticos como un tomahawk o asado de tira. ¿Te gustaría probarlo?
