Transcurría el año de 1869 y en Estados Unidos, más exactamente en Nueva Jersey, dos jóvenes emprendedores llamados Joseph. A. Campbell y Abraham Anderson, vieron en las conservas de tomate la llave para incursionar en el mercado con un producto que resultara práctico, delicioso y novedoso, por lo que crearon la compañía Joseph Campbell & Company.
Ambos socios querían llevar sus productos un paso más adelante, por eso en 1897 deciden contratar al ingeniero químico John T. Dorrance para que creara la fórmula de una sopa condensada, es decir, que contuviera muy poca agua para que pudiera ser almacenada durante un tiempo prolongado y que además fuera muy fácil de transportar, lo cual resultó ser toda una innovación revolucionaria para la época.
Pero lo que tal vez Joseph A. Campbell nunca se imaginó fue que 60 años después, sus sopas llegarían a convertirse en un ícono de la cultura pop estadounidense gracias al artista Andy Warhol para quien las latas de esta sopa de tomate condensado se convirtieron en fuente de inspiración al ser uno de alimentos que no podía faltar en su dieta diaria.
Fue así como Warhol encontró en los objetos comunes y cotidianos una especial fascinación. Para él era sorprendente que estos artículos como las latas de sopa que eran de consumo masivo, estuvieran en las alacenas de personas de todas las clases sociales al igual que como sucedía con la Coca Cola, de ahí su famosa frase: “puedes estar viendo tele y ver Coca Cola, y sabes que el presidente bebe Coca Cola, Liz Taylor bebe Coca Cola y piensas que tú también puedes beber Coca Cola.”
Luego de que Warhol presentara su obra, estas latas se convirtieron en un ícono de la cultura pop pues capturaban el espíritu de la sociedad estadounidense en donde todo era desechable y lo banal era exaltado, deseado y aplaudido.
Cierto esto o no, de lo que si estamos seguros es de que la sopa de tomate Campbell llegó mucho más lejos de lo que tal vez estimaban sus creadores, pues además de ser un producto revolucionario en la ingeniería de alimentos se convirtió en el símbolo de toda una generación y en un objeto de debates, reflexiones, adulaciones, críticas y como si fuera poco, fue una pieza clave del arte contemporáneo.