Hablar sobre cocina, como afirma la periodista gastronómica Juliana Duque en su libro “Sabor de casa” es hablar de seres humanos e historias personales. “La cocina en Colombia y en cualquier parte del mundo, siempre es la historia de alguien, de una familia y de toda una comunidad, una huella y un símbolo de lo que para un grupo de personas en particular es importante y valioso”.
A esta definición, nosotros le agregaríamos que la cocina es una de las maneras más auténticas de relacionarnos con el mundo, es un lenguaje que permea la cotidianidad de todas las personas y un momento de comunión, donde el ingrediente por más humilde que sea, tiene connotaciones en nuestro cuerpo y alma. Incluso, puede generar nostalgia porque nos regresa a lugares y momentos específicos que marcaron nuestra vida, nos trae a la mente recuerdos y sensaciones, amores y odios.
Es por esto que la cocina es poesía, literatura y música. Es ritmo. De ahí que muchas manifestaciones artísticas hayan dedicado sus lienzos para hablar de ella.
Conozcamos a continuación, algunos escritos donde la comida es la principal protagonista:
Pablo Neruda – ‘Oda al caldillo del congrio’
En el mar
tormentoso
de Chile
vive el rosado congrio,
gigante anguila
de nevada carne.
Y en las ollas
chilenas,
en la costa,
nació el caldillo
grávido y suculento,
provechoso.
[…]
Ya sólo es necesario
dejar en el manjar
caer la crema
[…]
y a la mesa
lleguen recién casados
los sabores
del mar y de la tierra
para que en ese plato
tú conozcas el cielo.
Wislawa Szymbosrka – ‘La cebolla’
La cebolla es diferente.
De vísceras, es carencia.
Es cebolla hasta la médula,
a la cebollil potencia.
[…]
Pero en la cebolla hay sólo cebolla,
ni intestinos hay ni hiel.
Múltiples veces desnuda,
nunca jamás diferente.
Es un ente coherente,
es una obra maestra.
Una y luego otra dentro,
grande a pequeña abarca,
y pequeña es la grande de otra,
que será tercera o cuarta.
Una fuga hacia el centro.
Eco de batuta diestra.
La cebolla tiene esencia.
Su vientre es una bealdad,
que sólo nimbos reviste,
y es su mayor cualidad.
[…]
Gabriela Mistral – ‘Pan’
Dejaron un pan en la mesa,
mitad quemado, mitad blanco,
pellizcado encima y abierto
en unos migajones de ampo.
[…]
Huele a mi madre cuando dio su leche,
huele a tres valles por donde he pasado:
a Aconcagua, a Pátzcuaro, a Elqui,
y a mis entrañas cuando yo canto.
[…]
Como se halla vacía la casa,
estemos juntos los reencontrados,
sobre esta mesa sin carne y fruta,
los dos en este silencio humano,
hasta que seamos otra vez uno
y nuestro día haya acabado…
Jorge Luis Borges – ‘Soneto al vino’
En la noche del júbilo o en la jornada adversa
exalta la alegría o mitiga el espanto
y el ditirambo nuevo que este día le canto
otrora lo cantaron el árabe y el persa.
Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia
como si ésta ya fuera ceniza en la memoria.