Los antiguos romanos tenían una explicación mitológica para esto: todo sucedió por una pelea entre Vulcano, el dios del fuego, y Ceres, la diosa de la vegetación y de los granos. Vulcano enfureció tanto que arrancó los granos de trigo de la tierra y los aplastó con su enorme maso de hierro. La harina que obtuvo la introdujo por la boca del Vesubio entre las llamas y vapores, luego la roció con jugo de aceitunas y se comió el resultado; un delicioso plato de pastas.