No todos los días se ve gente tan apasionada por lo que hace y mucho menos por los proveedores locales, por eso cuando conocimos a Caffa, nos pareció interesante conocer su propuesta y lo que tenían que decir acerca de la cultura cafetera en Colombia. Asistimos a una de sus catas de café para comprender un poco más sobre ese amor por el café de nuestro país.
Compartir un café con Caffa es un placer. Cuando de hablar sobre café se trata, sus ojos brillan y la voz se les llena de entusiasmo, pareciera que las palabras no les alcanzaran para describir todo lo que significa el café para ellos, dos jóvenes apasionados por esta bebida.
Es como si por sus venas corriera café en vez de sangre y que los latidos de sus corazones fueran impulsados por la cafeína. Para la cata, tuvimos el gusto de sentarnos a la mesa con Juan Felipe Lozano, uno de los propietarios y fundadores de Caffa. Él nos cuenta que desde pequeño, sus padres le daban café en el tetero, que lleva tatuada una planta de café y que incluso, invirtió sus ahorros en un Jeep Willys setentero como los que se utilizan en las fincas cafeteras del Quindío para transportar los bultos de café por las trochas de las fincas.
Juan Felipe es un estudiante de derecho de la Universidad Javeriana pero sobre todo tiene una segunda carrera a la cual sueña con dedicarle toda su vida, es catador profesional certificado a nivel internacional y barista. Su trabajo como cafetero se divide en tres actividades, por un lado asesora a los caficultores para mejorar la calidad de sus productos, también les compra el café para distribuirlo y exportarlo y por otro lado ayuda a los restaurantes a encontrar los sabores perfectos para crear nuevas experiencias con la comida y café.
Dolci Cornetti, una nueva pastelería ubicada en la zona G cuya propuesta es la pastelería clásica italiana, fue el lugar para nuestro encuentro. Esta pastelería es uno de los establecimientos en Bogotá de los que Caffa asesora y provee con sus productos. Sus propietarios también comparten el interés por el café de la más alta calidad para que los clientes puedan maridarlo con sus productos.
Juan Felipe inicia la cata, contándonos que el café siempre ha sido una bebida que ha estado presente en los momentos históricos trascendentales, pues alrededor de esta bebida se han reunido los grandes líderes y estrategas a planear y dar rienda suelta a nuevas ideas.
Luego, continúa contándonos que Caffa, el nombre de su empresa, viene de la colina Kaffa en Etiopía en donde un día un pastor llamado Kaldi, que cuidaba cabras, se durmió y mientras tanto estas comenzaron a comerse los frutos del cafeto – la planta del café- y cuando despertó encontró a sus cabras descontroladas corriendo por todo el lugar, así que se dio cuenta del gran poder energético que tenía este fruto el cual no dudó en aprovecharlo.
Así como Kaldi, aprovechó los poderes del café para crear una bebida, Caffa aprovecha el poder del café para aportar a la identidad cultural de los colombianos a través de la enseñanza y haciendo un llamado a nuestra conciencia para apropiarnos de un producto que nos ha permitido destacarnos a nivel internacional, que ha traído progreso representado en vías férreas y el crecimiento de empresas y que además, hace parte fundamental de nuestra dieta alimentaria.
Durante la cata, Juan Felipe nos comenta que ve con preocupación la situación actual en la que se encuentran los cafeteros de nuestro país, “ellos se están yendo a pérdidas, pues están enfrentándose a una baja histórica. En este momento una libra de café vale menos de un dólar y a ellos no les queda más remedio que venderla a ese precio”.
Por esta razón, la bandera más importante de Caffa se centra en enaltecer el trabajo de los caficultores dándoles visibilidad. Esto lo hacen de varias formas, una de ellas es plasmando sus historias e imagen en los paquetes del café que venden, pues consideran que esto es lo más importante y es lo que hace que un café sea realmente de origen. “Nosotros en Caffa somos locos por el café, queremos romper las reglas y le apuntamos a que la mejor calidad del café se logra con el contacto humano, con la relación más allá del producto (…) lo que es trazabilidad de origen no es saber de qué departamento de Colombia viene el café sino saber de qué finca y cuáles fueron las manos lo recogieron”, comenta Juan Felipe.
Nos cuenta que una vez Don Gabriel, uno de los caficultores de la costa con el que trabajan, los llamó llorando de la emoción cuando vio su foto e historia impresa en el paquete de café. Tal parece que el abandono y la indiferencia hacia estas personas ha llegado demasiado lejos y la escasa cultura cafetera que existe en nuestro país es resultado del desconocimiento y la deshumanización de quienes dedican su vida a sembrarlo, cuidarlo y cosecharlo para que pueda estar en nuestra mesa.
Caffa además de dignificar el trabajo de los caficultores otorgándoles el reconocimiento que merecen cree que el pago justo es la mejor ayuda para las personas de ese sector. Son conscientes de que ellos son seres humanos con muchas necesidades y que necesitan que su pago también se haga de contado lo más pronto posible.
Esa vocación de servicio es la que los impulsa a trabajar por una sociedad en donde primen los derechos humanos y además creen que la única forma de cambiar esta realidad es estando inmersos en ella, conociéndola y aportando soluciones reales a sus problemas. Juan Felipe nos dice que desafortunadamente esta crisis que viven los cafeteros en gran parte se debe a personas que están a miles de kilómetros de distancia en la bolsa de valores de Wall Street y que no tienen ningún contacto con el producto y mucho menos con quienes lo cultivan y por eso pueden fijar su precio basándose únicamente en la especulaciones financieras.
Salimos de la cata con ganas de sobra por conocer los mundos fascinantes que hay dentro y detrás de una taza de café y sobre todo, siendo más conscientes de que el problema de la cultura cafetera en Colombia, es el mismo que con muchos otros aspectos de la gastronomía: la falta de conocimientos y por lo tanto, de apropiación por lo nuestro.
Nota al pie de página
Caffa exporta eventualmente sus productos a Europa a países como Alemania y Polonia. Planean expandirse a Estados Unidos y abrir su propio local en Bogotá para ofrecer experiencias como esta.
El próximo 11 de abril Caffa estará ofreciendo una cata de café en Cofibinz Usaquén a las 7:30 de la noche en donde estarán enseñando a maridar y a catar café al rítmo del jazz.