El comediante británico Mr. Bean (Rowan Atkinson) tiene una escena muy reconocida, y tal vez una de las más graciosas, en la que, como de costumbre todo se sale de control y la víctima termina siendo una obra de arte de un museo. Lo que comienza con un estornudo, seguido por una serie de torpes decisiones, cada una peor que la anterior; termina con un daño irremediable en a uno de los cuadros.
Irónicamente, muchos artistas a lo largo de la historia han seguido el ejemplo de Mr. Bean, no porque vayan a museos y dañen los cuadros, sino porque han modificado y desafiado grandes obras. Lo cual puede generar malestar y polémica, pero también sorpresa y agrado. El artista turco Zeren Badar, protagonista de este artículo, es un ejemplo de esto.
Muchas veces nos encontramos con grandes obras de arte y nos preguntamos ¿Cómo puede ser esto arte? o nos matamos la cabeza buscando un sentido a algo que en principio no parece tenerlo. Tal como la obra “La fuente (1917)”, del francés Marcel Duchamp; la cual consistía en un urinario común colocado sobre una pared. El significado e intención de la obra son objeto de debate hasta hoy, sin embargo, marcó un hito dentro de uno de los movimientos artísticos más disruptivos del siglo XX, el dadaísmo.
Se dice que el dadaísmo surgió como movimiento propiamente en Zurich, Suiza, en el año 1916, justo cuando en Europa se desataba la Primera Guerra Mundial. Los dadaístas desafiaban los modelos clásicos y tradicionales del arte; sus obras siempre estaban cargadas de ironía y espontaneidad, tanto así, que muchos atribuyen el nombre dadaísmo a Tristan Tzara, quién (según dicen) eligió la palabra dadá al azar en un diccionario. Surgió entonces, un movimiento de vanguardia que produjo obras muchas veces incomprensibles y siempre polémicas.
Hoy en día, luego de que ha pasado más de un siglo desde el surgimiento del movimiento dadaísta, podemos ver múltiples manifestaciones artísticas que se han visto influenciadas por este. Zeren Badar mantiene vivo este espíriru.
Su obra ha sido clasificada como dadaísmo culinario. Se vale del collage y de distintas técnicas como la pintura y la fotografía para hacer creaciones únicas, que curiosamente él mismo denomina Accidentes (igual que el estornudo de Mr. Bean). En los cuales toma como materia prima, obras de arte clásicas y elementos cotidianos como la comida.
Estos son algunos de sus “Accidentes”
Fiel a su herencia dadaísta, Badar crea asociaciones y yuxtaposiciones inesperadas, sacando de contexto los elementos que hacen parte de cada obra.
Obras como la de Zeren Badar demuestran que la comida es tan poderosa, que es capaz de generar en nosotros múltiples emociones y de estimular todos nuestros sentidos, más allá del acto de comer.