El Chato nació bajo el concepto de un bistró contemporáneo, hoy tres años después de su apertura ha logrado impresionar a un grupo de 252 chefs, periodistas y amantes de la comida de toda América Latina que votaron en los “50 Best” se posiciona como el mejor restaurante de Colombia y el 7° mejor de la región, escalando 14 posiciones a lo logrado el año inmediatamente anterior.
Después del debut en el puesto 21 de los “Latin America´s 50 Best Restaurants” en el 2018, el restaurante se ha dado a conocer aún más a nivel local y nacional, además ha aumentado las expectativas de los comensales que lo visitan; para Álvaro Clavijo Chef y propietario de El Chato, “es una gran responsabilidad que implica el reto a seguir aprendiendo y a mejorar cada vez más en pro de nuestro patrimonio gastronómico”.
Este éxito es la combinación de muchas de las técnicas e ideas que provienen del tiempo de Álvaro trabajando en restaurantes de alta gama como el Cordon Bleu, el Atelier en París, Per Se y Atera en Nueva York, y en el Noma en Dinamarca, llevadas a la cocina colombiana.
Además de un equipo de trabajo muy fuerte y seguro de lo que hace, logrando como resultado platos con ingredientes locales, bien elaborados y a buenos precios. “El objetivo es que los comensales disfruten de ingredientes cotidianos preparados de formas poco usuales en platos muy elaborados, con sabores distintos a los tradicionales y a precios muy accesibles” Explica Clavijo.
La carta cuenta con 34 platos incluidos postres, de los cuales cuatro son fijos pues han sido los de más acogida desde que abrió sus puertas, los demás son platos nuevos que van rotando semana a semana; un trabajo apasionante y divertido para Álvaro y sus cocineros.
Para el Chef Álvaro Clavijo “El futuro para El Chato es que continúe funcionando 20 años más y se convierta en un clásico, me encantaría que los colombianos nos reconozcan como un orgullo de la cocina nacional por el tratamiento que le damos a los ingredientes únicos de nuestro país”.
Acerca de Álvaro Clavijo:
Álvaro Clavijo estudió cocina en la Escuela de Hostelería Hofmann de Barcelona (España) y el Cordon Bleu de París. Posteriormente estuvo en el restaurante Atelier, de Joël Robuchon, y después de cuatro años, y de pasar por otros restaurantes en Europa, partió a Nueva York para trabajar en Per Se, del chef Tomas Keller. Luego de una temporada en Colombia hizo prácticas en Dinamarca en el entonces mejor restaurante del mundo, Noma, del chef René Redzepi; finalmente, en el 2012, antes de regresar definitivamente al país, volvió a Nueva York donde estuvo una temporada en Atera, del chef Matthew Lightner. Hoy es socio en varios restaurantes bogotanos, pero su consentido es El Chato.